Jardín autómata. Olga de Diego

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Del 13 diciembre de 2019 al 23 de febrero de 2020 

Hoy el pecado es el plástico.

¿Sería posible recrear el Jardín de las Delicias del Bosco en una instalación de esculturas inflables y electrónicas?

Tal vez esta sea una idea un tanto loca y osada pero ¿quién no se siente tentada de sumergirse en el enigmáti - co universo que creó el Bosco?

Salvando las grandes distancias, esto es Jardín Autómata: una gigantesca instalación formada por casi un centenar de esculturas inflable-electrónicas inspiradas en los hermo - sos, extravagantes y sugerentes personajes del Bosco.

El punto focal que provoca la idea, es la Cabalgata del deseo pintada en el panel central del tríptico. En ella, seres humanos desnudos disfrutan, junto con animales de todas las especies, de un mundo de placer sin límites. La lujuria representada de múltiples e inimaginables formas. Un mundo sugerente donde también encontramos hermosas aves, peces y frutos exóticos.

Estos elementos son los que también aparecen en Jardín Autómata. Una orgía visual y creativa. Un laberinto de grandes cuerpos traslúcidos y trasparentes que sugieren una existencia mágica.

Diferentes humanoides, cuadrúpedos y personajes híbridos son suspendidos en el espacio de la sala en una composición aérea y en continuo movimiento, mientras otros inflables se encuentran posados en el suelo recrean - do escenas más terrenales y libidinosas.

En esos cuerpos traslúcidos, sus motores, como corazo - nes eléctricos, insuflan aire en su interior, marcando con sus ritmos una indescifrable sinfonía eléctrica. Luces led terminan de conformar los cuerpos y una lluvia de cables y circuitos electrónicos se descuelgan desde las figuras hasta posarse en el suelo de la sala.

Jardín Autómata ha supuesto un reto constructivo, pero tam - bién un insinuante paraíso en cuanto a las formas a crear.

Los personajes: humanoides de todos los géneros, cua - drúpedos sencillos y mestizos, seres híbridos, mujeres de grandes pechos-antena, animales cabeza-globo, la jirafa mutante, chico pájaro con alas-tortilla, huevos y peces con piernas, hermafroditas que vuelan, frutos con tentá - culos, perros de dos cabezas, pájaros extraños de alas adaptadas, y un largo etc.

Sin embargo, detrás de esa obra del Bosco que tan atrac - tiva nos resulta hoy, encontramos una crítica al pecado, a la lujuria que retrata. Profundamente religioso, el Bosco pretendía mostrar las terribles consecuencias que acaece - rían a la especie humana si esta se dejaba seducir por los placeres de la carne.

Qué distancia tan grande entre su intención y lo que hoy día vemos en esa obra. Un mundo sugerente e idílico, un inquietante paraíso de libertad.

Pues bien… actualmente y sin lugar a dudas, uno de nuestros mayores pecados como especie humana no son nuestros deseos sexuales (afortunadamente ya más libres).

Convertidos en una sociedad capitalista incapaz de modular un respeto por el medio ambiente, sufrimos de un derroche desmedido, y es en esa lujuria consumista donde mostramos nuestro inmenso pecado: el plástico.

Olga Diego

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